¿Guatemala o
Guatepeor?, a todos los hinchas de Los Andes que no participamos de las
agrupaciones intervinientes nos une el escepticismo sobre unos y otros por igual.
Inclusive, intuyo que gran parte de los integrantes de cada lista también comparten
en mayor o menor medida esta sensación.
Todos tienen
un poquito de lo bueno que garantiza tener hinchas confesos que han dado mucho
por el club y mucho de lo malo que aportan personas ajenas junto a otras que
han formado parte de nuestras peores experiencias institucionales que ya no
imaginábamos ni en pesadillas.
Como si estos últimos horribles años del club
no hubieran sido suficiente mal trago, ahora tenemos que convivir en este tortuoso
y larguísimo receso con la desesperanza de una elección que genera más miedos
que expectativas.
Vienen con
las propuestas de siempre, esas que venimos escuchando todos casi desde que nacimos
y que no han dejado de fallar, aún en los efímeros años de nuestros casuales éxitos
futbolísticos.
Van escondiendo
detrás de expresiones altruistas la intención de quedarse con el poder sobre el
fútbol apropiándose del motor de las ilusiones de nuestro principal patrimonio
que siempre hemos sido nosotros, los hinchas.
Porque si
bien siempre ha sido importante, y más en estos años, el aporte de las otras actividades como capitales golondrinas que pueden ayudar al club. Son integrantes
del club de gran valor, pero pueden emigrar en cualquier momento a instalaciones
de otros clubes a diferencia de los hinchas que siempre estaremos. Los que
pagan la cuota de socio religiosamente y los que no la pagamos, por si quedaba alguna
duda, el año pasado dimos muestras en varias ocasiones de nuestro potencial
llenando la cancha en los peores momentos ante el inminente descenso de categoría.
Es en este
contexto que me animo a decir que los hinchas como protagonistas eternos necesitamos
un cambio radical, un sacrificio real de alguno de los candidatos, una
propuesta que difiera de todas las anteriores y nos quite definitivamente la
suspicacia de que vienen solo por nuestro fútbol.
El verdadero
acto de grandeza, el gran logro, la grata sorpresa, sería que propongan
renunciar totalmente a ejercer el manejo de nuestro fútbol. Siendo que siempre
este ha sido el mayor causante de nuestros desequilibrios económicos, de
nuestras grandes desilusiones deportivas, de nuestras miserias dirigenciales y de
las principales disputas de poder.
Déjenlo en
manos de gente ajena al club que por un tiempo usufructúe con el mismo a cambio
de liberarnos de la deuda que este nos ha acumulado, que tengan la oportunidad
de trabajar en un proyecto futbolístico que todos nosotros hemos demostrado ser
incapaces de desarrollar y que respondan con su patrimonio por las
consecuencias de sus actos.
Propongo que
los próximos dirigentes apliquen su heroísmo a trabajar en todos los ámbitos
sociales y administrativos muy importantes de nuestra intención, en el que
podrán dar muestras de su amor por el club y sus habilidades para la gestión.
Pongamos, ante esta inaptitud crónica y por
una vez en la vida, todo nuestro fútbol en manos de especialistas probos que sin
los desbordes en que caemos los hinchas nos saquen de esta deuda gigante, que nos
eviten los fracasos y errores en los que incurrimos permanentemente respaldando con
su patrimonio su gestión.
Si Los Andes
es su sangre, tengan la grandeza de aceptar esta incapacidad y renunciar a la
vedette por la que todos se pelean siempre dejando por un lapso el fútbol libre
de las malas decisiones que siempre se tomaron desde el club y trabajando en las
sombras de la humildad alejados de los reflectores de la cancha por nuestro
crecimiento.