Viendo el panorama es imposible no tentarse con apoyar. Porque es lo que pedimos desde hace tiempo, un equipo bien armado con una vocación ofensiva que seduzca al hincha, tentándonos con brindar nuestro apoyo independientemente de que su rendimiento aún no sea el deseado. Por ahora este Los Andes despierta más fantasías que realidades, pero sigamos soñando, no hay que perder la ilusión.
Otra vez de local nos quedamos sin puntos de esos que no deberíamos dejar escapar. El 0-0 con Acassuso duele desde los números y dolió en los ojos. Pero a su vez nos deja la sensación de que, desde los nombres, el titular se acerca bastante al equipo ideal que todos los hinchas deseamos ver.
Independientemente de que no fue un buen partido y hasta el empate suena justo de acuerdo a lo que fue el desarrollo del mismo, festejamos la intención de ser ofensivos. Vemos con gusto que por las bandas se insista con volantes con mucho juego y con gol, dejando la marca en un segundo plano.
Por otra parte nos parece positivo que se dé prioridad a un volante con juego como Vilce, para tratar de que la pelota salga con criterio ya desde la recuperación. A su vez festejamos la presencia de un enganche mágico al que habrá que esperarlo un par de partidos para que se pueda hacer eje de este equipo.
También vemos con alegría como la presencia de Martin Rose se empieza a imponer mostrando su habilidad y a su vez como cada vez muestra mejores condiciones Corulo para jugar en la posición que los técnicos le requieran.
Muchos signos positivos y mucha riqueza de nombres ahora, en un plantel que solo encuentra sus falencias en la ausencia de un nueve suplente de peso.
Creo no obstante el doloroso empate y la apatía funcional de un equipo que no encuentra el rumbo aún después de mas de medio torneo, que hay que ser positivos. Tenemos buen material, tenemos la sana idea de ser ofensivos y contamos con el peso de un club grande que cuando se posicione podrá empezar a imponerse.
Vamos muchachos, Los Andes es su sangre. Sangre ofensiva que tiene que salir a llevarse puesto a todo el que se le enfrente con la fuerza y la dureza de quien sale a buscar las cosas. Forcemos nuestro destino, salgamos a buscar cada partido con el cuchillo entre los dientes y la pelota entre los pies hasta que nuestras fantasías se conviertan en realidades.
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