sábado, 1 de octubre de 2011

DE HÉROES A MENDIGOS.


Raro, todo raro. Dejavues de la vida me han acompañado siempre en todo tipo de situaciones sorprendiéndome otro este fin de semana, sumado al extraño hecho de que mi amado Los Andes suele correr mi misma suerte.
Así como arranqué esta semana con la sensación que podía cambiar las cosas para todos, inclinando la balanza en favor de la justicia y hacia un punto de equilibrio mas cercano a mi ideales. Los Andes arrancó el partido con ese fuego sagrado que acompaña a los héroes llevándose por delante a un rival que no lograría siquiera patear al arco, en una etapa inicial idílica.
En el descanso, a mitad de un camino tan distinto como necesario, nadie podía imaginar que las cosas se empezarían a complicar tan precipitadamente y terminarían en forma tan trágica.
Pero aquellas señales inequívocas que sugerían una dirección cierta se diluyeron de un golpe cuando el cimbronazo del pitazo final, nos dejó con una pesada mochila y emprendiendo un viaje de ida vaya a saber uno hacia donde.
La derrota que significó este empate no debe hacernos perder el rumbo, ni la idea de que el cambio que ejercimos en aquella primera parte fue realmente el que necesitamos para solucionar las cosas. Caprichos del destino intentan confundirnos pero vimos el Los Andes que todos queremos, es ese que atacó con inteligencia, que buscó siempre dominar y salió decidido a llevarse el mundo por delante.
El mismo dia que recibía mi telegrama de despido Los Andes resumía mi semana en noventa minutos, pasando de héroe a mendigo para sumergirse en un futuro incierto donde dependerá de sus fuerzas para superar la frustración, mientras debe seguir en un campeonato al que le queda una vida por delante.  Muchachos Los Andes es su sangre, Los Andes es mi sangre; desde lo más profundo de mi tristeza y con la herida aún sangrando, hago un análisis fino para reconocer que esta es la actitud y la forma. Hay que seguir así, gracias.

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