sábado, 8 de octubre de 2011

TRAUMA SUPERADO


Los Andes que venia quemándose con su mala leche bastante seguido, vio una vaca de fantasmas cerca del final del partido cuando le descontaron y la pelota en el área ardía al ritmo en que nuestros corazones golpeaban nuestras costillas desesperados por salir a tirarse en la línea del arco para tapar la última bola.
Nuestros ojos condujeron a Nievas a su doble encuentro con el balón con esa misma fe que mueve montañas y que en este caso nos salvó el día en el último suspiro.
Fue ahí cuando la confusión nos llevó al descreimiento generalizado sobre la finalización del partido y más aún sobre el triunfo propiamente dicho. Hinchas, cuerpo técnico, jugadores y dirigentes cuando la pelota sale milagrosamente hacia afuera del área chica en el minuto 48; nos tomamos cinco desesperados segundos para ver al juez de línea, al cielo, a los jugadores contrarios, al árbitro y pegarnos algún pellizcón hasta asegurarnos que esta vez los tres puntos eran nuestros.
Es que la quemadura de los otros dos a cero aún estaba a flor de piel y el que se quema con fuego ve un dragón y llora. Pero por suerte no fue el caso, pudimos dejar al dragón escupiendo humo. A la hoguera fue a parar este trauma del que esperemos solo queden cenizas. 
Ahora, superado el problema podemos ver el futuro con  mayor tranquilidad. Sabiendo que el equipo en Romero, Gandarillas, Francés, Ascensio y Nievas va encontrando una base que debe consolidarse para seguir cosechando buenos resultados.
Muchachos, tal como dijimos la semana pasada este es el camino. A seguir mejorando y a contagiarse de los que mejor andan, que el recorrido hasta el final es largo. Hoy han dado un largo paso para alcanzar esa buena campaña que tanto deseamos. Con el alta psicológico al trauma del dos a cero en la mano, traten ahora de superarse para evitar el dos a uno y generar tendencia al tres a cero luego de tomar un par de goles de ventaja. Vamos que se puede. Los Andes es su sangre y ahora esa sangre circula mansamente con mayor fluidez.

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